# 5 | MAHA RANGANATH ABHISHEKAM
5 enero 2021

1 de enero de 2021
SIGUIENDO AL MAESTRO | ISLA MAURICIO 2020-21
Cada palabra de Krishna es como una canción. Cada paso es como un baile.
Después de haber estado horas bailando y cantando juntos durante la celebración del Año Nuevo, Guruji llamó a Paramyoti Das y le invitó a tomar un té con Él. Mientras charlaban le preguntó si tenía algún deseo para el 2021 y Paramyoti Das le contestó que no, que no tenía ninguno.
Guruji insistió y le preguntó de nuevo, hasta que finalmente Paramyoti Das contestó: «Si pudiera pedir un deseo sería que siguiéramos bailando y cantando juntos». Después, la conversación entre ellos derivó hacia otros temas, pero pasado un rato Guruji le pidió que fueran a la sala de oraciones a rezar. Paramyoti Das sabía que esta sala es como el árbol de los deseos. Siempre se dice que cada oración ofrecida allí es contestada y por lo tanto todos deben vigilar su mente con mucho cuidado cuando están allí y ser muy conscientes de aquello que desean. Aunque Paramyoti Das no se considera un gran yogui meditador, era capaz de sentir que la energía allí era muy diferente.
Los dos permanecieron un rato en meditación y cuando Paramyoti Das abrió los ojos, Guruji se acercó, le abrazó y le ayudó a levantarse. Inmediatamente Paramyoti Das se giró y le dio un enorme abrazo de Año Nuevo. Guruji le tomó la mano y la puso sobre Su pecho. En ese mismo instante, Paramyoti Das fue consciente de que mientras meditaba pensó que le gustaría ver a Guruji materializar una deidad. Su mano seguía descansando en el pecho de Guruji, y de repente pudo sentir algo sólido a la vez que el corazón de Guruji latía aceleradamente. Guruji respiraba con fuerza. Poco después, metió Su mano debajo de la camisa y sacó una pequeña murti de Krishna bailando en la cabeza de la serpiente Kaliya. Paramyoti Das estaba perplejo. Pensaba que él no había pedido nada de eso. Que solo pidió bailar y hacer kirtan con Él.
Cuando Paramyoti Das tomó la murti la sintió tan caliente como una taza de té hirviendo. Aunque estaba enormemente sorprendido trató de disfrutar de ese gran momento. No era demasiado disciplinado con su sadhana, pero sentía que ahora tenía algo nuevo que cuidar. Guruji le dijo: «Ahora te he dado un pedazo de mi corazón. Cuídalo bien».
A la mañana siguiente, las celebraciones de Año Nuevo continuaron sin parar. Todos nos levantamos muy cansados deseando tomar un café para ayudarnos a arrancar el día. Guruji tomó té. Él era el único que estaba bien, prácticamente sin sueño. Como cada día nuestra primera misión es servir al Señor, así que fuimos al templo donde Sri Ranganath ya estaba listo para Su abhishekam.
La puja duró varias horas porque Guruji involucró a la mayoría de los hombres de Mauricio en el servicio a las deidades. Solo pintar y vestir a Sri Ranganath se prolongó hasta bien pasado el mediodía. Y en todo momento nos acompañó la permanente energía del kirtan.
Ya por la tarde, el responsable de Sanatana-dharma, el templo vecino, nos dio una hermosa charla. Reconoció que la devoción que se podía sentir en el templo era única y que todo se debía a la devoción de Guruji. Comentó que, generalmente, las oraciones y las festividades solían terminar como mucho al mediodía, pero sin embargo ese día las celebraciones continuaban en pleno apogeo.
Y así seguimos cantando bhajans sin descanso, hasta que Guruji se sentó en su asana para dar la charla de Año Nuevo. Dijo que ser feliz es lo más importante; que la felicidad es la fuente de la vida. Que hay mucha separación en el mundo y que debería volver a haber más unidad, incluso dentro de nosotros mismos. Y que todo esto se logra con el conocimiento que posee nuestra alma, porque de lo contrario no seríamos diferentes de los animales. La intuición es nuestra guía, pero tenemos que aprender a escucharla. Deberíamos ser como alguien que intenta saber algo de música antes de ir a un concierto, para poder así apreciarlo mejor. También utilizó una analogía con el motor de un coche, diciendo que el combustible solo puede hacer funcionar el motor a través de la ignición. En el camino espiritual se trata de ir avanzando poco a poco, no de llegar y conseguir algo muy rápidamente.
En Su satsang también mencionó que, en general, la gente piensa que el 2020 fue un año terrible, pero en realidad no fue así. Fue un año de reflexión, en el que todos tuvimos el tiempo necesario para detenernos y pensar en lo que es realmente importante en la vida. La vida está aquí, hoy, pero no sabemos lo que nos depararán ni siquiera los próximos cinco minutos.
Recomendó que nos durmiéramos cada noche con la esperanza de despertar también cada mañana. Esta es la manera de abrazar la vida, dijo, porque la vida es siempre una celebración. Cada momento es único y siempre podemos aprender algo nuevo. Continuamente se nos da la oportunidad de crecer. No se trata de los años, sino de crecer en nuestro interior. Sumergirnos en nosotros mismos y crecer en madurez.
¡Estad atentos a las próximas publicaciones mientras «Seguimos al Maestro» en una peregrinación hacia lo Divino!
¡Jai Gurudev!